créditos: Andrea Saenz
 El joven cineasta emergente, realizador de cortometrajes como: Entre Lobos y Perros, Ojos al Sol y a la Sombra y Ópera: de un corazón roto en mil pedazos.

Jacob Vargas de 21 años de edad originario de la capital veracruzana; nos cuenta los diversos conflictos del cine independiente, su carrera, la distribución en la época digital y los tabúes en la industria cinematográfica.


Vargas comparte que su acercamiento al mundo del cine se debe a que poseía un interés por la actuación y se presentaba ocasionalmente en el teatro durante sus épocas en el bachillerato.

Sin embargo, las ganas de crear algo propio y generar contactos, lo acercaron a un curso cinematográfico en el que se enamoró del proceso creativo.

Jacob comparte que estuvo un tiempo estudiando en la Escuela Veracruzana de Cine Luis Buñuel, a pesar de encontrarse cursando la carrera en administración, alrededor de hace un año su camino se cruzo con la enseñanza de Ricardo Benet, cineasta y fotógrafo mexicano en el Departamento de Cinematografía de la UV.

Ante la interrogante de los mayores retos a la hora de producir en esta industria de forma independiente, el entrevistado precisa que el principal problema siempre será el presupuesto.

“cuando comienzas a hacer cine piensan que tienes el apoyo de super productoras y demás, derrochas mucho dinero, pero pues no, o sea hay producciones en las que no hay ni un solo peso y tienes que rifártela”- destacó.

De igual forma, señaló que otro de los grandes retos en la industria general del país, es el tema de la distribución pues de acuerdo con su visión, ni siquiera empresas enfocadas a ella como lo es Videocine Entretenimiento se libran de lo difícil que es exponer un metraje.

A su vez, Vargas argumenta que la era digital ha llegado para hacer más asequible la distribución de trabajos audiovisuales, pues creadores en redes sociales como “Muerte al buen Cine” que utiliza la técnica del “stop motion” o animación fotograma a fotograma, ha tenido mucho éxito e incluso, él mismo utiliza a los medios digitales para difundir y proyectar.

Vargas también expone férreamente su punto de óptica, pues interpreta a los festivales de cine como un tanto innecesarios, debido a que nada le garantiza a los involucrados en un proyecto que tan siquiera su obra sea proyectada, además de que muchos tienen muy poco tiempo de haberse fundado y bajo sus propias palabras: “pierde el encanto”.

Para el joven cineasta, no son tan importantes los festivales y el reconocimiento de diversas entidades, señalando incluso que proyectos como Ojos al Sol y a la Sombra que incluso obtuvo visibilidad y reconocimiento en Londres, lo siente tan lejano que prefiere la cercanía que otros proyectos como Ópera: de un corazón roto en mil pedazos que tuvo un recibimiento menos estrepitoso.

 “Por lo menos que diez personas desconocidas sepan tu trabajo y sepan quién eres, lo qué hiciste y te chuleen tu proyecto, es muy grato y es triunfar en la vida.”

También, Vargas pone en retrospectiva sus primeros trabajos en contraste con “Ópera” pues señala que es el trabajo del que más se encuentra orgulloso por su participación local, para él muchas veces ni siquiera es importante una gran cámara, pues muchos proyectos aun teniendo el mejor equipo de filmación o diversas locaciones, caen en lo banal.

En palabras del autor, la filmación trata de Valeria, una chica que fue terminada por su pareja por llamada telefónica y esta tiene una montaña rusa de emociones y la lleva a tener sueños surrealistas durante el duelo.

El cineasta enfatiza que su obra tiene más de un significado, le divierte y emociona ver al público dividido intentando interpretarlos, pues considera que es un cortometraje difícil de digerir y próximamente lo presentará nuevamente en la pantalla el 10 de octubre en el puerto de Veracruz, aunque tiene en mente distribuirlo por plataformas en un futuro.

El futuro prospecto que tiene el cine xalapeño, destaca que es un gran consumidor de producciones mexicanas y tiene en su repertorio a figuras como Arturo Ripstein y Felipe Cazals, además de que le gustan esas producciones que retratan realidades “clasemedieras” pues viven en un punto sumergido de clasismo en la que, de acuerdo con sus palabras, se sienten con dinero, pero no lo tienen.

Además, menciona que figuras internacionales como Todd Solondz, Fellini y Charlie Kaufman, le maravillan e influyen bastante a la hora de desarrollar una producción, así como música que le agrada tanto que lamentablemente tiene que eliminar en el resultado final debido a los derechos de autor.

Ante la interrogante de si el cine con temática controversial debería censurarse o no, Jacob Vargas menciona que le encanta ver cosas que la gente tiene prohibido hablar, pero que verlo en el cine es muy divertido y ocasionalmente todos tenemos algo de malas personas y todos los temas deben ser retratados.

Pues, aunque menciona que, para él, el cine de Lars Von Trier y Solondz sea demasiado crudo o incluso satírico, las realidades son distintas y no siempre existen finales felices, dando la perspectiva de que hay temas duros que deben hablarse, pues que no se toque el tabú, no lo hace menos real e ignorarlo no hará que deje de existir.

Finalmente, Vargas pone sobre la mesa de discusión el último punto de reflexión:

“Cuando vives la vida, cuando viviste demasiado y cosas horribles, sabes que no todos los finales son felices y a veces son finales desgarradores y ahí se quedan y no hay una resolución.”

Por: Luis Emilio Soto