Jacob Vargas de 21 años de
edad originario de la capital veracruzana; nos cuenta los diversos conflictos del cine independiente, su carrera, la
distribución en la época digital y los tabúes en la industria cinematográfica.
Vargas comparte que su
acercamiento al mundo del cine se debe a que poseía un interés por la actuación
y se presentaba ocasionalmente en el teatro durante sus épocas en el
bachillerato.
Sin embargo, las ganas de
crear algo propio y generar contactos, lo acercaron a un curso cinematográfico
en el que se enamoró del proceso creativo.
Jacob
comparte que estuvo un tiempo estudiando en la Escuela Veracruzana de Cine Luis
Buñuel, a pesar de encontrarse cursando la carrera en administración, alrededor de hace un año su camino se cruzo con la enseñanza de Ricardo
Benet, cineasta y fotógrafo mexicano en el Departamento de Cinematografía de la
UV.
Ante la interrogante de los
mayores retos a la hora de producir en esta industria de forma independiente,
el entrevistado precisa que el principal problema siempre será el presupuesto.
“cuando comienzas a hacer cine
piensan que tienes el apoyo de super productoras y demás, derrochas mucho
dinero, pero pues no, o sea hay producciones en las que no hay ni un solo peso
y tienes que rifártela”- destacó.
De
igual forma, señaló que otro de los grandes retos en la industria general del
país, es el tema de la distribución pues de acuerdo con su visión, ni siquiera
empresas enfocadas a ella como lo es Videocine Entretenimiento se libran
de lo difícil que es exponer un metraje.
A su
vez, Vargas argumenta que la era digital ha llegado para hacer más asequible la
distribución de trabajos audiovisuales, pues creadores en redes sociales como
“Muerte al buen Cine” que utiliza la técnica del “stop motion” o animación
fotograma a fotograma, ha tenido mucho éxito e incluso, él mismo utiliza a los
medios digitales para difundir y proyectar.
Vargas
también expone férreamente su punto de óptica, pues interpreta a los festivales
de cine como un tanto innecesarios, debido a que nada le garantiza a los
involucrados en un proyecto que tan siquiera su obra sea proyectada, además de
que muchos tienen muy poco tiempo de haberse fundado y bajo sus propias
palabras: “pierde el encanto”.
Para
el joven cineasta, no son tan importantes los festivales y el reconocimiento de
diversas entidades, señalando incluso que proyectos como Ojos al Sol y a la
Sombra que incluso obtuvo visibilidad y reconocimiento en Londres, lo
siente tan lejano que prefiere la cercanía que otros proyectos como Ópera:
de un corazón roto en mil pedazos que tuvo un recibimiento menos
estrepitoso.
“Por lo menos que diez personas desconocidas
sepan tu trabajo y sepan quién eres, lo qué hiciste y te chuleen tu proyecto,
es muy grato y es triunfar en la vida.”
También,
Vargas pone en retrospectiva sus primeros trabajos en contraste con “Ópera”
pues señala que es el trabajo del que más se encuentra orgulloso por su
participación local, para él muchas veces ni siquiera es importante una gran
cámara, pues muchos proyectos aun teniendo el mejor equipo de filmación o
diversas locaciones, caen en lo banal.
En
palabras del autor, la filmación trata de Valeria, una chica que fue terminada
por su pareja por llamada telefónica y esta tiene una montaña rusa de emociones
y la lleva a tener sueños surrealistas durante el duelo.
El cineasta
enfatiza que su obra tiene más de un significado, le divierte y emociona ver al
público dividido intentando interpretarlos, pues considera que es un
cortometraje difícil de digerir y próximamente lo presentará nuevamente en la
pantalla el 10 de octubre en el puerto de Veracruz, aunque tiene en mente
distribuirlo por plataformas en un futuro.
El
futuro prospecto que tiene el cine xalapeño, destaca que es un gran consumidor
de producciones mexicanas y tiene en su repertorio a figuras como Arturo
Ripstein y Felipe Cazals, además de que le gustan esas producciones que
retratan realidades “clasemedieras” pues viven en un punto sumergido de
clasismo en la que, de acuerdo con sus palabras, se sienten con dinero, pero no
lo tienen.
Además,
menciona que figuras internacionales como Todd Solondz, Fellini y Charlie Kaufman,
le maravillan e influyen bastante a la hora de desarrollar una producción, así
como música que le agrada tanto que lamentablemente tiene que eliminar en el
resultado final debido a los derechos de autor.
Ante
la interrogante de si el cine con temática controversial debería censurarse o
no, Jacob Vargas menciona que le encanta ver cosas que la gente tiene prohibido
hablar, pero que verlo en el cine es muy divertido y ocasionalmente todos
tenemos algo de malas personas y todos los temas deben ser retratados.
Pues, aunque
menciona que, para él, el cine de Lars Von Trier y Solondz sea demasiado crudo
o incluso satírico, las realidades son distintas y no siempre existen finales
felices, dando la perspectiva de que hay temas duros que deben hablarse, pues
que no se toque el tabú, no lo hace menos real e ignorarlo no hará que deje de
existir.
Finalmente,
Vargas pone sobre la mesa de discusión el último punto de reflexión:
“Cuando vives la vida, cuando
viviste demasiado y cosas horribles, sabes que no todos los finales son felices
y a veces son finales desgarradores y ahí se quedan y no hay una resolución.”
Por:
Luis Emilio Soto